Así se cantaba en la micro I-11 del recorrido de la calle Las Rejas, que en ese tiempo era famosa por sus cables aéreos, el piso pegajoso y centros comerciales que en sus alrededores estaban cubiertos de vendedores ambulantes. Todos ellos pendientes de los hombres que visten de verde, ya sea en moto o a pie.
Yo iba ahí. Escuchaba la canción de Sol y Lluvia con tanto ánimo como cuando entré a la Universidad por primera vez. Era un huevón de pelo largo con una polera percudida, desteñida, borrosa y hasta mal oliente. Sin embargo, cantaba con mucho empeño. No tenía muy buena voz, pero como dije el empeño lo compensaba todo.
En la misma micro había un músico que recibía una que otra moneda y llevaba un Ziku en su bolso junto con una Quena. Yo le di 1.000 pesos por recordarme esos tiempos tan divertidos. Alguna vez yo fui también cantante de micros y recorrí diversos caminos por Santiago. Era bastante duro hacer plata de esa manera, pero me gustaba. Paseaba por todo Santiago gratis y más encima me daban más plata, creo que era el trabajo y el pasatiempo perfecto.
En la misma micro había un músico que recibía una que otra moneda y llevaba un Ziku en su bolso junto con una Quena. Yo le di 1.000 pesos por recordarme esos tiempos tan divertidos. Alguna vez yo fui también cantante de micros y recorrí diversos caminos por Santiago. Era bastante duro hacer plata de esa manera, pero me gustaba. Paseaba por todo Santiago gratis y más encima me daban más plata, creo que era el trabajo y el pasatiempo perfecto.
No obstante, había gente que se dedicaba a eso y eso era su vida, es decir, todos los días tenían que salir a cantar porque de lo contrario, no había sustento para la casa. Me tocó conocer a una señora muy simpática que debía cantar siempre. Ella interpretaba a Violeta Parra, pero el cansancio de hacer siempre lo mismo la fatigaba. Imagínese usted... ¿Podría cantar Violeta Parra toda la tarde todos los días sin poder variar? Tal vez usted pueda decir, fácil, solo cambio mi repertorio y estamos listos. Pero no es tan fácil... el ritmo repetitivo de la guitarra y de la acción en sí cansa hasta llegar a la mierda.
No era el caso de éste chico que recién empezaba a cantar en las micros (o por lo menos eso creía) y la energía que tenía llamaba la atención de sus espectadores involuntarios. Nos bajamos de la micro y caminábamos todos hacia la esquina de Las Rejas con La Alameda y pude ver que quería tomar otra micro inmediatamente. No sé si fue mi impertinencia o mi inexplicable curiosidad, pero le detuve y le hablé.
Yo: ¡Señor! -le dije al músico- estuvo muy bien su presentación. Por un momento me recordó cuando yo tenía su edad y cantaba en las micros.
El músico: ¡Gracias! la verdad me gustan esos comentarios de ánimo. A veces son mucho más importantes que la plata.
Yo: ¿En serio? -pregunté incrédulo-
El músico: No, la verdad es que es mejor la plata... ¡ja,ja,ja,ja,ja,ja!
Yo: Ya me lo imaginaba. ¿Le gusta Silvio Rodríguez?
El músico: ¡Pero claro! -dijo alegremente- me sé casi todas las canciones, pero usted sabe que aquí no se puede tocar muy bien debido al motor de la micro que mete mucha bulla y al final no se escucha na'.
Yo: ¿Me va a creer que yo tenía el mismo problema cuando me disponía a cantar? Pero yo de todas maneras las cantaba. Me gustaban tanto que las cantaba con más fuerza. Sepa usted que yo fui a una academia de canto y puedo conservar mi voz intacta.
El músico: Que suerte, yo con cuea canto en la ducha, pero me gusta cantar, no puedo dejar de hacerlo y más aún con la guitarra.
Yo: ¿Y a qué se dedica usted aparte de este noble oficio?
El músico: A este no mas po'. La verdad nunca le pegué al estudio. ¿Y usted?
Yo: Sepa usted que yo estudio Pedagogía en Inglés. Voy en mi cuarto año.
El Músico: ¿Pega de qué?
Al instante supe que era mejor hablar en palabras simples.
Yo: Estudio para ser profesor de Inglés.
El músico: Ah... pa' profe... buena igual po, yo también quería serlo, pero la plata con suerte me alcanza pa' comer y pagar el arriendo.
Yo: Me imagino. ¿Por qué no estudia?
El músico: ¿Pa' que? No, no estoy ni ahí, soy feliz así tocando guitarra en las micros.
Yo: Pero con la plata que tienes quizás te puedes ganar algún beneficio para entrar algún instituto siquiera.
El músico: Nah... mire, yo nací pa' esto, siempre he querido que me paguen por lo que de verdad quiero hacer y de una u otra forma, aquí soy libre. Puedo ir al baño cuando quiera y a donde quiera.
Yo: ¿Pero no quiere usted estudiar tener más plata y quizás comprarse una casa, o tener una familia, o un auto, o por mero interés en el conocimiento?
El músico: Nah... solo quiero estar aquí po. Este es mi lao, este es mi ambiente. No quiero tener una familia y andar cuidando cabros chicos. No, no pasa na´.
Desde aquí empecé a comprender la visión de libertad de este hombre. De ser como lo que llamamos nosotros el ''loose cannon''.
Yo: Yo sé que este trabajo parece bastante llamativo y uno puede hacer prácticamente lo que se le antoje... y está bien. Pero también me parece que tarde o temprano madurarás y comprenderás que necesitas capital y elevar tu capital cultural, o en términos más simples, tu conocimiento.
El músico: No pasa nah tio. Mire, yo a veces creo que eso de la madurez es una... -tratando de evitar el garabato prolongó su silencio- cosa que más que exista en así en la pulenta, es una cosa que nos hacen creer que es algo po ¿o no? Porque hay hartas personas que son inmaduras y tienen 40 y tantos años po'. Yo conozco algunas personalmente.
Yo: Ya, está bien. Pero me refiero a que ésto no te va a bastar. Yo conozco gente que hace tu mismo trabajo y lo ha hecho durante años e imploran por tener un trabajo que les den más remuneración.
El músico: Es que yo no quiero eso po tío. Yo quiero ser libre y hacer lo que yo quiera, y lo que yo quiero es hacer esto y quiero hacerlo toda la vida ¿me entiende?
Yo: Tarde o temprano te arrepentirás y querrás mejorar. Yo pasé por lo mismo y me matriculé en la Universidad.
El músico: Mire, no quiero faltarle el respeto, pero a mi me daría lata ser como usted.
Yo: ¿Por qué?
El músico: Es que mírese po tío. Ute ta aquí parao conmigo con una facha así... formal po. Ute mide sus palabras, habla con cuidado para no equivocarse en nada. Quizás se acostumbró a hablar así, pero yo no podría, yo quiero hablar como yo quiero po tío. Ute se complica mucho. Ute tiene que dar la explicación a todo. Tiene mucho filtro. Ute es como el colador que usaba mi mami pa' los tallarines. Es complejo ute po tío es como una telaraña.
Yo: ¿Pero es que acaso tiene algo de malo eso? Yo diría que está bien expresarse de una buena forma ¿no crees?
El músico: Es que tío, yo cada vez que veo loco' como ute, yo pienso que se van en la vola' personal. Se complican y hablan enredao como me habló ute en denante. Se tiene que vestir formal así porque si lo viera un alumno, le quedaría la media escoba en la pega po'.
Yo: Claro, pero a mi me gusta vestir así, creo que me veo bien y por supuesto, tengo que mantener una imagen, pues voy a ser profesor.
El músico: Sí, pero va a tener que hacer todo piola po'. Los carretes, la ''cena romántica'', o las vacaciones porque si se encuentra con el alumno en el carrete va a tener atao' en la pega.
Yo: Por una parte sí, pero hay otras cosas que te hacen disfrutar la vida de otra manera, no solo las fiestas.
El músico: Es que yo creo que todo el que se mete en eso, tiene que renunciar a todo po'. Tiene que dejarlo todo pa' ser profe y tiene que dejar la vida ahí porque lo' profe son como lo' martires del sistema po.
Yo: Pero las cosas se están arreglando. No todo es malo el sueldo ya se va a subir.
El músico: No se tío. Yo lo único que sé, es que las instituciones y todas esas... (otro prolongado silencio) nos hacen ma' complicados, creo que nos hacen más tristes. Nos joden la película po'. Yo creo en Dios todopoderoso ¿sabe? y no quiero saer na' de cuestiones que se forman solas o que el mundo nació de una explosión o de una media cagá. Me quiero mantener alejado de todo eso po tío. La educación como le digo, me arruina la película y yo quiero vivir en la película, quiero hacer lo que yo quiero noma' po. Yo toy seguro que si le pregunta a alguien que quiere hacer en la vida, nadie le va a responder ''quiero ser médico'', ''quiero ser profesor'', ''quiero ser ingeniero'' Todos quieren ser estrellas de rock, cantar y bailar. Otros quieren ser escritores tío. Que le apuesto que ute tampoco quiere ser profe. Apuesto que quería ser trovador o algo así.
Yo: O sea... claro podría haber sido algo fantástico. Sin embargo, mi querido amigo, vivimos en sociedad y necesitamos hacer profesiones que sean acordes a nuestras habilidades. Tu si fueras músico aportarías tanto como yo siendo profesor. Me hubiera gustado ser trovador y vivir de eso pero creo que no tengo la técnica. Yo aprendí a tocar la guitarra a los 15 años y ya casi se me olvidó.
El músico: ¡Pero no ve! no le digo yo que la institución a ute lo envola y lo hace complicado y le hace mah peluas las cosas po. Y que tanto si tenía 15 años, podría haber practicado y practicado, y serlo o serlo a su manera. Nadie hace lo que le gusta todos hacen lo que les dicen y desde ahí creen que les gusta.
Yo: ¿Usted dice que a mi me dijeron que tenía que gustarme?
El músico: ¿Y de qué otra forma po?
Yo: ¿Y las personas que de verdad quieren ser profesores, o médicos o ingenieros?
El músico: Yo no he visto eso... no le puedo decir po'. Yo no me junto con esa gente po'. Yo tengo a mi gente y niuno de ellos les gusta su trabajo po. No puedo hablar de lo que no he visto po.
Yo: Esa respuesta es muy inteligente. Yo si conozco gente con vocación y que quiere de verdad estudiar esas carreras y ayudar a las personas.
El músico: No sé. Ahí tendría que cachar.
Yo: Pero si quieres te invito para que los conozcamos basta que me des tu número de teléfono o...
El músico: Na' tío, no pasa na'. Ute y yo tenemos mucha diferencia. Mírese po ute está estudiando pa ser profe de inglés. Ute tiene una percepción de la vida que ya se la hizo po. Yo tengo ésta percepción noma' po. Quizás no es mucho pero es lo que me gusta po. Me gusta ser más simple así son más fáciles las cosas. Si tuviera una polola me tendría que preocupar de ella y eso sería un atao pa mi, pa mi que soy libre po.
Yo: ¿y si te enamoras?
El músico: También creo que esa cuestión está inventa' po. Es como lo que hablábamos en denante po. A ute le hacen pensar que quiere trabajar en eso, como también le hacen pensar que necesita enamorarse.
Yo: ¿Y quién hace eso?
El músico: Los de arriba po.
Yo: ¿Quienes?
El músico: Esos que quieren que ute haga la cution que ellos quieren que ute haga. Que elija, que le digan que puede elegir po y ute a las finales lo elige po.
Yo: Creo entender lo que usted está diciendo, pero entonces ¿qué debería hacer, según usted?
El músico: Hacer lo que ute quiere y no lo que ellos quieren que ute elija.
Yo: ¿Yo le sirvo a ellos dice usted?
El música: Mientras más se eduque, sí.
Yo: Me es difícil pensar en eso.
El músico: ¿No ve que le dije? Tenemo' dos percepciones distintas po. Ute no puede pensar en eso porque ute ya está comenzando a ser como ellos po y mientras más éxito y más estudios tenga, va a parecerse más a ellos po. Y a las finales, menos va a entender lo que le digo. Va a llegar a un punto que ute no me va a reconocer en la calle, a menos que yo empiece a educarme.
Yo: ¿Pero qué quieres entonces? ¿Que no me eduque?
El músico: Ahí tiene que ver ute noma' po. Yo digo que hay algo así como esa... (ídem) que habíamos hablado al principio, algo así como un filtro entre cuarto medio y la entra' a la universidad.
Yo: Puede que tengas razón. El único consejo que te doy, es que estudies y te propongas una meta, se emprendedor y sal de esto.
El músico: Pucha tío.
De repente se acerca un perro vagabundo hacia nosotros. El músico se agacha, lo toca y le hace cariño y el perro responde moviendo la cola.
El músico: Mire tío, yo soy igual que éste perro, los dos somos libres, vamos al baño donde sea y no tenemos formalidad.
De pronto escuche que algo le decía al perro. Creo que aún puedo recordar lo que le dijo al perro.
El músico: Perrito, ni tu ni yo hablamos inglés, pero nos entendemos perfectamente.
El músico se para y mira hacia donde está la calle Ecuador. Pasa la micro I-03 y se acerca al paradero.
Yo: ¡Que te vaya muy bien mi buen amigo!
El músico: ¡Gracias tío! ¡Gracias por la charla y las moneas!
Yo: ¡De nada! ¡Oye! pero... ¡¿cómo te llamas?!
El músico: Da lo mismo eso tío, no nos vamos a encontrar a menos que ute vuelva a sus antiguos rumbos y deje de educarse.
Se subió a la micro y junto con él, se va la conversación más controvertida e interesante que he sostenido.
04/12/2014
Gonzalo Díaz P.